Por: Vicky Villa
Resumen: Te puede sonar muy fuerte y hasta egoísta la frase que acabas de leer, pero para muchas de nosotras existe una gran verdad detrás de todo esto. Si te sientes identificada con una o varias de las preguntas que te voy a hacer a continuación, seguramente entenderás de lo que te hablo:
¿Te ha pasado que casi todo el tiempo, por no decir toda tu vida te la pasas pensando en los demás, en cómo puedes ayudarlos?, ¿buscas la manera de solucionarles sus problemas y buscas a toda costa evitarles los sufrimientos por los cuales tú ya has pasado?
A mi sí. Por muchos años me pasé pensando en mis hermanos, en cómo podía ayudarles a tener un mejor futuro, a que no pasen por las mismas situaciones negativas que yo viví, y hasta intenté hacer el papel de padre y madre, corrigiendo los errores que, según yo, ellos como padres habían cometido. Llegué al punto de sacrificar mis sueños por concentrarme en los de ellos.
Hasta que un día me di cuenta que cada quien había hecho su vida y que ellos así eran felices, y quien en verdad no estaba siendo feliz era yo, llegué incluso a resentirme y sentir envidia, porque aún siendo menores a mi ya se habían casado y hasta hijos tenían, mientras yo seguía velando por el futuro de ellos. Hasta que descubrí tres grandes verdades:
1. Cada quien tiene que vivir su propia experiencia
Por mucho que tú los ames, no puedes evitarles el sufrimiento y hasta cierto punto es necesario para su propio aprendizaje. Por mucho que tú les digas no hagas esto o lo otro, si no es hasta que uno en cabeza propia lo vive, que lo aprende y entiende, mientras tanto no. Así que deja de gastar energías por ese lado. Al menos te tienen a ti y podrán contar con tu apoyo y experiencia si ese momento llegase, porque tú ya sabes cómo superarlo y podrás ayudarles de mejor manera.
2. Enfocarte en los demás solo te genera resentimiento
Al estar tan enfocada en la felicidad de los otros te olvidas de vivir, de ser tú misma, de tus propios deseos y necesidades, además de que llegará el momento en el que te darás cuenta que hiciste tanto por ellos y ni siquiera recibiste un gracias, porque nunca te lo pidieron, fuiste únicamente tú la que pensó que eso estaba bien para ellos. Por eso deja de pensar en los otros y concéntrate en ti, en tus necesidades, y sólo si piden tu ayuda, entonces sí proporciónaselas.
3. El cambio empieza primero por ti
Si lo que quieres es la felicidad para los tuyos o ayudarlos a ser mejores, empieza por ti y únicamente por ti, porque en el momento en que tú empiezas a cambiar inevitablemente ellos también lo harán. Lo digo por experiencia propia. Recuerdo que cuando empecé mi camino de transformación todo a mi alrededor comenzó a cambiar: mi madre, mis hermanos, mi trabajo, absolutamente todo a mi alrededor porque comprendí que si quería ayudarles a ellos, primero tenía que ayudarme a mí misma.
Ahora te pregunto:
- ¿Qué cambios necesitas hacer en tu vida?
- ¿Eres feliz así como estás?
- ¿De qué manera puedes ayudarte?
- ¿A quién estas impidiéndole crecer si sigues en esa actitud?
Espero tus respuestas aquí debajo.
Y si necesitas la ayuda de alguien que ya pasó por lo que hoy tú estas viviendo, puedes aplicar a una sesión de descubrimiento gratuita; juntas analizaremos qué es lo que está sucediendo y qué pasos necesitas dar.
Si te he ayudado, me gustaría que compartas con tus amigos, ¡te voy a agradecer un montón!
Con amor,
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Sobre la autora:
Vicky Villa ayuda a mujeres cansadas e insatisfechas de la vida que tienen y están deseosas de impulsar un gran cambio. A través de su experiencia y estrategias poderosas que ha sabido aplicar en su propia vida, les enseña a transformar su relación con ellas mismas, reconocer lo valiosas que son y recuperar la confianza en ellas y en sus sueños.
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