Aquí me tienes de vuelta después de unas merecidas vacaciones, lista para empezar un nuevo y magnífico año junto a ti.
Si me conoces desde hace tiempo, sabes que no soy tan amante a la adrenalina, ni a las alturas, sin embargo, hace poco tomé la decisión de dejar atrás mis miedos y disfrutar más de la vida.
Llevada por esa decisión y mi deseo de probar cosas nuevas, en mi paseo por Baños, una ciudad turística de la provincia de Tungurahua, me aventuré a hacer canopy, un deporte que consiste en deslizarse de un punto a otro mediante cables horizontales, que van desde los 20 metros hasta los 400 metros de longitud, a una altura de hasta 150 metros.
Esto es lo más parecido a jugar a ser pájaro.
Si lo has hecho antes, sabes lo divertido que es y lo que se siente previamente, pero si no, aquí te lo cuento, además de todo lo que aprendí con esta hazaña.
A mi aventura se había unido una amiga mía, que al igual que yo estaba muerta del miedo.
Mientras estabamos en lo alto y nos preparaban con el equipo necesario para lanzarnos, atrás de nosotras estaban toda mi familia riendo, haciendo bromas y festejando nuestra hazaña, también no faltó alguno con alguna broma fuera de lugar, que en vez de darnos ánimos, sólo sembraba aún más nuestro miedo.
A mi se me cruzó todo tipo de pensamiento: “y que tal si esta cosa no es segura” “y si me muero” “y si me lastimo” “mejor no me lanzo” etc, etc, y de mi acompañante, ni que decirte, le agarró un ataque de pánico terrible que al final decidió no lanzarse y le cedió el puesto a mi hermana en medio de la burla y crítica de los demás.
Mi hermana, en cambio, estaba feliz de lanzarse que casi lo hace sin el equipo necesario, je je.
Una vez superado ese momento, mi hermana y yo nos lanzamos, al final terminé feliz de haberme atrevido a vivir esta aventura.
Y esto fue lo que aprendí:
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El miedo es sólo eso, miedo.
Miedo por no saber lo que te espera y creer que algo malo va a pasar.
Cuando finalmente me lancé y estaba del otro lado de la montaña, me dije “y eso fue todo”, “tanto miedo para esto”, con decirte que en ese momento me quedé con ganas de más, sin embargo cuando me tocó volver, otra vez me agarraron los nervios, pero igual lo volví a hacer, pero esta vez disfrutando plenamente.
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Haz oídos sordos a los comentarios de otros.
Cuando me di cuenta que los nervios me estaban invadiendo antes de lanzarme, decidí hacer oídos sordos a los gritos y comentarios de los demás y a mis propios miedos, en su lugar empecé a darme palabras de aliento, de poder, de seguridad, que hicieron que a pesar de toda la duda y el temor que tenía, viviera mi aventura.
Si tienes un gran sueño, no dejes que tus miedos y los comentarios negativos de otros te atrapen y acaben con tus deseos. Haz oídos sordos y trabaja por ello. Cambia la conversación interna que tienes a diario contigo misma.
- ¿Qué palabras de poder necesitas decirte cada vez que las dudas te atrapan?
- Piensa en cómo te sentirás cuando logres esa meta, ese sueño.
- ¿Qué puedes hacer todos los días para sentirte de esa manera?
En esto, es en lo único que debes concentrarte.
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Únete a personas positivas, triunfadoras.
No digo que mi amiga no sea triunfadora, pero en ese momento lo que más me ayudaba a mí, que de por si ya estaba temerosa, era estar a lado de una persona que tuviese menos miedo que yo, que fuese más arriesgada, más decidida, que me transmitiera su espíritu aventurero.
Lo mismo pasa cuando quieres lograr algo importante en tu vida, lo que menos te ayuda es estar rodeada de personas que se creen víctimas de la vida, debes unirte a personas positivas, que te impulsen, te animen, te inspiren y que estén donde tú quieres estar.
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No existe el fracaso, existe el aprendizaje.
Cuando mi amiga decidió no lanzarse, los demás la criticaron, por no haber tenido «la valentía» de ir hasta el final, lo cual aumentó su sentimiento de frustración y enojo.
En la vida real, es lo mismo, muchos no se atreven, ni siquiera lo intentan, porque tienen miedo a ser ridiculizados, señalados, en el caso de no lograr su objetivo.
Tienes que comprender que algunas veces no vas a lograr de buenas a primeras lo que esperas, pero no por eso debes sentirte mal, ni tacharte de fracasada, inútil, ni mucho menos, eso solo significa que aún no estás preparada para recibir aquello que deseas, o que necesitas aprender algo más, antes de que puedas disfrutarlo en grande.
Y como dice Thomas Alva Edison “no fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla” Esto es verdad, si las cosas no salen como esperas, simplemente habrás aprendido una nueva forma de hacer las cosas.
Lo que en realidad pasa es que, más que temer al fracaso, lo que tenemos es miedo a lo que van decir los demás. Deja de darles importancia. Si te equivocas, está perfecto, busca la lección y continúa, y que los demás digan lo que quieran decir, eso es problema de ellos, no el tuyo.
Tú por lo menos, lo has intentado, eso es lo que te debe importar.
Te comparto algo de mi aventura 🙂
Con cariño,
Acerca de Vicky Villa
Ayudo a mujeres cansadas e insatisfechas de la vida que están deseosas de impulsar un gran cambio.
A través de mi experiencia y estrategias poderosas que he aplicado en mi propia vida, te ayudo a recuperar la confianza y seguridad en ti misma, mientras te enseño a descubrir y desarrollar al máximo el potencial que existe en tu interior para crear la vida de amor, libertad y prosperidad que siempre has deseado. Descubre cómo puedo ayudarte, aquí.