Todos anhelamos tener un trabajo donde el ambiente laboral sea favorable, con personas agradables, pues al fin de cuentas es el lugar donde pasaremos la mayor parte de nuestro tiempo y nuestra vida, y con quienes más trataremos; pero que pasa si en lugar de ello, lo que te encuentras son personas desagradables, difíciles de tratar, que solo complican tu trabajo y ya no sabes qué hacer.
En el artículo de hoy te doy tres claves que si las aplicas pondrás la balanza a tu favor.
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Trata de conocer a fondo a esa persona.
Como seres humanos lo primero que hacemos es dejarnos llevar por la primera impresión que obtenemos de alguien, por lo que otros nos han dicho sobre él o ella, o por algo que directa o indirectamente nos hacen, sin dar la oportunidad de conocer que hay más allá de su comportamiento.
Desde ahora tómate tu tiempo y analiza sin juzgar a esa persona con quien tienes conflictos o te es complicado trabajar: tan solo observa cómo actúa, cómo piensa, cómo habla, qué siente, cómo reacciona ante ciertos eventos, si puedes averigua cómo ha sido su vida y trata de ponerte en sus zapatos.
Mira la vida desde los ojos de él o ella. Ya sé que no es sencillo ponerse en el plan de observador y menos aún meterte en los zapatos de una persona a quien quizá no quieres ni verla, pero hacer esto te ayudará a entender porque es como es, y podrás darte cuenta que en la mayoría de veces nada tiene que ver contigo, sino con él o ella misma.
Si te das la oportunidad y la analizas con otros ojos podrás ver que detrás de esa forma de comportarse, lo que en realidad existe son inseguridades, falta de amor propio y miedos. Eso te permite comprenderla y en el mejor de los casos ayudarla, actuar con inteligencia y madurez.
Recuerdo el caso de una cliente que tenía problemas con una de sus colegas. Cada vez que llegaban a una reunión donde había hombres, su colega buscaba ser el centro de atención de una forma demasiado llamativa, y cuando se dirigía hacia ella lo hacía de forma poco amigable, llegando al punto de incomodarla.
Cuando se puso a indagar un poco más sobre su colega y su comportamiento se dio cuenta que, lo que en verdad sucedía era que esta persona sentía envidia por ella porque no le resultaba tan fácil captar la atención de los hombres como le pasaba a ella. A partir de entonces pudo tomar el control de la situación, tener una mejor actitud, sentir compasión y ayudarla.
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Lo que si puedes cambiar y lo que no.
Esta parte quizá no te vaya a gustar, pero tienes que saberlo y aplicarlo si realmente quieres que las cosas en tu trabajo y en tus relaciones mejoren.
Yo sé que no es tan fácil trabajar con personas que nos resultan desagradables o nos hacen la vida de cuadritos, lo digo por experiencia propia, sin embargo hay que tener claro que “tanto a la familia, como a los compañeros de trabajo no se los escoge, llegan con todo y el combo”.
Esto quiere decir que, hay cosas que no las podrás cambiar porque no dependen de ti, sino tan solo aceptarlas, y ésta es una de ellas.
Pero en cambio, (aquí viene la buena noticia y que quizá no te guste) hay otras cosas sobre las que sí tienes control y sí las puedes cambiar: tú y tu actitud.
Sé que no suena tan agradable porque lo normal es esperar a que sea el otro quien cambie, no uno, pero la realidad es que somos nosotros quienes debemos generar ese cambio, ¿de que forma? poniendo límites, expresando a tiempo lo que no nos gusta.
Muchas veces las personas que nos agraden no se dan cuenta de ello, o creen que no pasa nada porque no se los hacemos saber, y recién cuando nos han llenado el vaso explotamos, de la peor forma, agrandando aún más el problema.
Si hay algo que te incomoda o disgusta de otra persona y atenta contra ti o tu trabajo, dilo, hazlo saber a tiempo de buena manera, con respeto, no hay nada que con diálogo no se pueda solucionar, pero con un verdadero diálogo. Lo cual me lleva al siguiente punto.
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Comunícate de forma efectiva.
Como ya mencione antes, debes expresar tus sentimientos y permitir que la otra persona exprese los suyos, porque tú no sabes lo que está pasando por la cabeza de esa persona y ella tampoco por la tuya.
La mejor forma para expresar lo que deseas y obtener resultados cien por ciento efectivos, es invitando a esa persona a tener una conversación contigo, en un lugar tranquilo, lejos de cualquier distracción, dándole a ese momento la importancia que se merece.
Cuando hables con esa persona hazlo desde el respeto, no lo hagas echando culpas, acusaciones, sino haciéndote responsable de lo que sientes, piensas y quieres.
Utiliza frases como: “yo me siento”, “a mí me gustaría”, “yo pienso”, “yo creo”, en lugar de «tú me haces», «a ti te gusta», «tú crees», «tú piensas».
Pregúntale si hay algo que le incomoda de ti, o si hay algo que tú puedes hacer por él o ella. Y hazle saber cuál es tu verdadero interés.
Mantén una conversación que te lleve a un ganar-ganar, a determinar qué puedes hacer tú para que la situación mejore, y qué necesitas pedirle a él o a ella; genera acuerdos en los que ambos ganen, y establezcan fechas que les permita ver ese acuerdo concretado en la realidad.
Si pones en práctica estas estrategias, tú misma serás testigo de cómo la actitud que antes tenían contigo irá cambiando y tendrás un ambiente de trabajo favorable y relaciones más llevaderas.
Ahora te pregunto, ¿cómo es tu relación con tus compañeros de trabajo? ¿Hay alguien con quien se te hace difícil trabajar? ¿Qué acciones piensas tomar a partir de ahora? Cuéntame más abajo en la cajita de comentarios, será un placer leerte y compartir contigo.
Con cariño,
Acerca de Vicky Villa
Ayudo a mujeres cansadas e insatisfechas de la vida que tienen y están deseosas de impulsar un gran cambio.
A través de mi experiencia y estrategias poderosas que he aplicado en mi propia vida, te ayudo a recuperar la confianza y seguridad en ti misma, mientras te enseño a descubrir y desarrollar al máximo el potencial que existe en tu interior para crear la vida de amor, libertad y prosperidad que siempre has deseado. Descubre cómo puedo ayudarte, aquí.